El cocodrilo y el mono

Nota: Esta es una versión adaptada del cuento tradicional "El cocodrilo y el mono", pensada para una audiencia infantil.

Imagen inicial del cuento

En una exuberante selva tropical, un mono inteligente y un cocodrilo hambriento se convierten en protagonistas de una historia que muestra cómo la astucia puede superar incluso a los enemigos más temibles.

Imagen capítulo 1

En el corazón de la selva, un mono vivía en un árbol frondoso cerca de un río caudaloso. El árbol tenía los frutos más dulces que se podían imaginar, y el mono pasaba sus días disfrutando de ellos.

Un día, un cocodrilo apareció en la orilla del río. Miró al mono con ojos curiosos y le dijo: "¡Hola, amigo mono! He oído que los frutos de tu árbol son los más deliciosos de la selva. ¿Podrías compartir uno conmigo?"

El mono, generoso y confiado, le lanzó un fruto al cocodrilo. Este, tras probarlo, quedó encantado y comenzó a visitarlo cada día, siempre pidiendo más frutos. Con el tiempo, el mono y el cocodrilo comenzaron a charlar y forjaron una inesperada amistad.

Aunque parecía una amistad sincera, el cocodrilo tenía otros planes en mente. Al llegar a casa con los frutos, su esposa le dijo: "Si esos frutos son tan dulces, imagina cómo será el corazón del mono que los come todos los días. Tráeme su corazón, quiero probarlo."

Imagen capítulo 2

El cocodrilo, presionado por su esposa, se sintió en un aprieto. No quería traicionar al mono, pero tampoco podía ignorar la insistencia de su pareja. Decidió engañar al mono para que subiera a su lomo y llevarlo al río, donde tendría la oportunidad de cumplir el deseo de su esposa.

Imagen capítulo 3

Al día siguiente, el cocodrilo le dijo al mono: "Amigo, hay un árbol aún más dulce al otro lado del río. Te llevaré hasta allí en mi espalda. ¿Qué dices?" El mono, emocionado, aceptó sin dudarlo.

Mientras cruzaban el río, el cocodrilo no pudo contenerse y le confesó al mono su verdadero plan. "Amigo mono, lamento decirte que no te estoy llevando por frutas. Mi esposa quiere probar tu corazón, y por eso estamos cruzando el río."

El mono, sorprendido y aterrado, respiró hondo y pensó rápidamente. "¡Oh, cocodrilo! Si me hubieras dicho antes, habría traído mi corazón. Lo dejé colgado en mi árbol porque pesa demasiado cuando salto de rama en rama."

El cocodrilo, que no era muy astuto, se detuvo en medio del río. "¿En serio? ¡Qué torpeza la mía! Tendremos que volver a buscarlo."

Imagen capítulo 4

El cocodrilo giró y regresó al árbol. Tan pronto como llegaron, el mono saltó ágilmente a las ramas más altas y miró al cocodrilo con una gran sonrisa. "¡Oh, amigo cocodrilo! ¿De verdad creíste que dejé mi corazón en el árbol? ¡Mi corazón está conmigo todo el tiempo!"

El cocodrilo, avergonzado y furioso, se dio cuenta de que había sido engañado. "¡Mono tramposo! Algún día te atraparé." Pero el mono, seguro en su árbol, respondió: "Tal vez, pero hoy no será ese día. Ahora vete, y no intentes traicionar a tus amigos."

Desde entonces, el mono y el cocodrilo nunca volvieron a hablar, y cada uno siguió con su vida. Pero el mono siempre recordó esta experiencia como una lección sobre la importancia de la inteligencia y la rapidez de pensamiento.

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