Nota: Esta es una versión adaptada del mito tradicional africano de Anansi el dios araña, pensada para una audiencia infantil.

Anansi, el dios araña, es uno de los personajes más famosos de la mitología africana. Este pequeño y astuto ser nos enseña que la inteligencia y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo, incluso los más grandes desafíos.

Hace mucho tiempo, cuando las historias del mundo estaban guardadas en un cofre mágico, el dios araña Anansi soñaba con poseerlas. Pero estas historias pertenecían a Nyame, el gran dios del cielo, quien las había ocultado porque creía que la humanidad no estaba lista para ellas.
Un día, Anansi subió hasta el cielo en su telaraña dorada y habló con Nyame. "Oh, gran dios del cielo, quiero ser el dueño de todas las historias del mundo."
Nyame, divertido por la audacia de la pequeña araña, respondió: "Si quieres las historias, debes completar tres tareas imposibles. Si lo logras, el cofre será tuyo." Sin dudarlo, Anansi aceptó el desafío, decidido a demostrar que su inteligencia era más fuerte que cualquier obstáculo.

La primera tarea de Anansi era capturar a Osebo, el león más temido de la selva. Este león era fuerte, rápido y feroz, pero Anansi sabía que no podría vencerlo con fuerza, así que ideó un plan ingenioso.
Anansi tejió una trampa con su seda más resistente y la colocó cerca de un árbol donde Osebo solía descansar. Luego, se escondió y esperó pacientemente. Cuando el león llegó, Anansi salió de su escondite y comenzó a provocarlo. "¡Osebo, dicen que no eres tan rápido como aseguran!"
Furioso, Osebo cargó contra Anansi, pero cayó directamente en la trampa. Enredado en las telarañas, el león rugió con todas sus fuerzas, pero no pudo liberarse. Anansi, con calma, lo llevó ante Nyame. "Aquí está tu león, gran dios del cielo."

La segunda tarea de Anansi era capturar a Onini, la serpiente más larga del mundo. Nyame le había advertido que Onini era inteligente y no se dejaría engañar fácilmente, pero Anansi ya tenía un plan.
Anansi encontró a Onini descansando junto al río y comenzó a hablar en voz alta consigo mismo. "Hmm, me pregunto si esta serpiente es realmente más larga que mi rama de bambú. Tal vez debería medirla para saberlo."
Onini, curiosa y algo vanidosa, se acercó. "Por supuesto que soy más larga que esa rama. Pero si quieres probarlo, colócame junto a ella." Anansi rápidamente usó su seda para atar a la serpiente a la rama, asegurándose de que no pudiera escapar. Sonriendo, llevó a Onini ante Nyame.

La última tarea de Anansi era atrapar a Mmoboro, la avispa más peligrosa de la selva. Esta pequeña criatura era veloz y muy agresiva, pero Anansi no se dejó intimidar.
Primero, llenó un cuenco con agua y lo colocó bajo el árbol donde vivían las avispas. Luego, se cubrió con hojas y se acercó al nido. Fingiendo ser una tormenta, Anansi lanzó agua al nido y gritó: "¡Está lloviendo! ¡Entren al refugio!"
Las avispas, creyendo que era una tormenta real, volaron directamente al cuenco que Anansi había preparado. Rápidamente, cubrió el cuenco con una hoja y llevó a las avispas ante Nyame.

Nyame quedó impresionado por la astucia y valentía de Anansi. "Has completado las tres tareas imposibles. Ahora, como prometí, las historias del mundo son tuyas."
Anansi tomó el cofre mágico y regresó a la tierra. Decidió compartir las historias con todos, enseñando a las personas las maravillas de la astucia, la paciencia y la imaginación.
Desde ese día, Anansi se convirtió en el dueño de todas las historias, y su legado continúa inspirando a generaciones.
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