El zorro y el cuervo

Nota: Esta es una versión adaptada del cuento tradicional de El Zorro y el Cuervo, pensada para una audiencia infantil.

Imagen inicial del cuento

En un bosque lleno de árboles altos y frondosos, vivían animales de todas las formas y tamaños. Algunos eran trabajadores, otros juguetones, y algunos eran muy astutos. Esta es la historia de un zorro muy listo y un cuervo que tuvo que aprender una lección importante sobre la vanidad.

Imagen intercalada 1 del cuento

En una mañana soleada, un cuervo de plumaje brillante volaba entre los árboles buscando algo para comer. De repente, vio un trozo de queso amarillo y apetitoso en la ventana de una cabaña. No había nadie cerca, así que decidió acercarse. Con un rápido movimiento, agarró el queso con su pico y se fue volando, emocionado por su delicioso hallazgo.

El cuervo voló hasta una rama alta de un árbol, donde nadie podría alcanzarlo. "¡Qué suerte la mía!", pensó. "Este queso es mío y de nadie más. Nadie podrá quitármelo aquí arriba". El cuervo, lleno de orgullo, empezó a disfrutar del aroma del queso sin darse cuenta de que alguien lo estaba observando desde abajo.

Bajo el árbol, el astuto zorro estaba tumbado, descansando bajo la sombra. Cuando vio al cuervo con el queso, su estómago rugió. "¡Eso sería un delicioso almuerzo para mí!", pensó el zorro, y comenzó a tramar un plan.

Imagen intercalada 2 del cuento

El zorro se levantó, sacudió su cola y miró hacia arriba con una sonrisa. "¡Buenos días, querido cuervo!", dijo en un tono amable. "¡Qué plumaje tan brillante tienes! Tus plumas negras brillan como el cielo nocturno. Seguro que eres el pájaro más elegante de este bosque".

El cuervo miró al zorro desde su rama. Sabía que los zorros eran famosos por ser astutos, así que no respondió. Sin embargo, no pudo evitar sentirse halagado por las palabras del zorro. "Tal vez solo quiere ser amable", pensó el cuervo, pero se mantuvo en silencio, con el queso firmemente sujetado en su pico.

El zorro notó que el cuervo no hablaba, pero no se dio por vencido. "No solo eres hermoso, sino que he escuchado que tu voz es la más dulce de todas las aves. Me encantaría escuchar una de tus canciones. Seguro que tienes una voz tan encantadora como tu aspecto". El cuervo sintió que su pecho se inflaba de orgullo, pero aún no se decidía a abrir el pico.

Imagen intercalada 3 del cuento

El zorro continuó con su estrategia, fingiendo admiración. "Es una pena que un ave tan hermosa y talentosa no comparta su melodiosa voz con los demás. Imagino que los animales del bosque se reunirían solo para escucharte cantar".

El cuervo comenzó a considerar la idea. "¿Y si el zorro tiene razón?", pensó. "Tal vez debería demostrarle que no solo soy bonito, sino también talentoso". Mientras tanto, el zorro observaba con atención, esperando el momento perfecto.

Finalmente, el cuervo no pudo resistirse. Pensó que una pequeña canción no haría daño y que, además, sería una buena oportunidad para demostrar su talento. Pero en su entusiasmo, olvidó que para cantar tendría que abrir el pico.

Imagen intercalada 3 del cuento

Tan pronto como el cuervo abrió el pico para cantar, el queso cayó al suelo. El zorro, que había estado esperando justo debajo, atrapó el trozo de queso antes de que tocara el suelo. "¡Gracias, querido cuervo!", dijo el zorro con una sonrisa traviesa. "Tu voz no es tan impresionante como pensaba, pero este queso sí es delicioso".

El cuervo se dio cuenta de su error y se sintió muy avergonzado. "¡Qué tonto fui al dejarme llevar por los halagos!", pensó. Miró al zorro, que ya estaba disfrutando de su botín, y aprendió una valiosa lección: no siempre se debe confiar en las palabras bonitas, sobre todo cuando vienen de alguien que quiere algo de ti.

Desde aquel día, el cuervo decidió ser más cuidadoso y no dejarse llevar por la vanidad. Y aunque el zorro logró su almuerzo ese día, el cuervo se volvió mucho más sabio.

Post a Comment

Post a Comment (0)

Previous Post Next Post