Nota: Esta es una versión adaptada del cuento original de Las Hadas, basado en la obra de Charles Perrault, pensada para una audiencia infantil.

Había una vez una mujer viuda que tenía dos hijas. La mayor se parecía mucho a ella: era orgullosa y grosera. La menor, en cambio, tenía un carácter dulce y generoso, además de ser muy hermosa. Mientras que a la mayor su madre la consentía, a la pequeña la obligaba a hacer todo el trabajo de la casa y la enviaba todos los días a buscar agua a una fuente lejana.
Un día, mientras estaba en la fuente, apareció una anciana que, en realidad, era un hada disfrazada. La anciana le pidió un poco de agua, y la joven, siempre amable, llenó su cántaro y se lo ofreció con una sonrisa. El hada, encantada por su bondad, decidió recompensarla.

“Por tu amabilidad,” le dijo el hada, “a partir de ahora, cada vez que hables, de tu boca saldrán flores y piedras preciosas”. La joven se fue feliz, sin saber exactamente qué sucedería.
Al llegar a casa, la joven fue recibida por su madre, que le preguntó enojada por qué había tardado tanto. Cuando la joven le explicó, al hablar, le salieron de la boca dos rosas, dos perlas y un diamante. La madre, sorprendida y emocionada, preguntó cómo había sucedido eso, y la joven le contó lo ocurrido en la fuente.
Entonces, la madre, ansiosa de obtener lo mismo para su hija mayor, envió a la hermana mayor a la fuente. Le dijo que fuera amable con cualquier persona que encontrara y que siguiera las instrucciones de su hermana. Sin embargo, la hermana mayor, orgullosa y grosera, no tenía intenciones de ser amable.

Cuando la hermana mayor llegó a la fuente, apareció el hada, esta vez disfrazada de joven hermosa. Le pidió un poco de agua, pero la hermana mayor le respondió con malos modos, diciéndole que la dejara en paz y que se sirviera ella misma. El hada, molesta por su grosería, decidió castigarla en lugar de premiarla.

“A partir de ahora, cada vez que hables,” le dijo el hada, “de tu boca saldrán sapos y serpientes.” Horrorizada, la hermana mayor intentó protestar, pero en lugar de palabras, de su boca salieron dos horribles serpientes y un sapo, asustando a todos los que estaban alrededor.
Al regresar a casa, la hermana mayor trató de explicar lo que había pasado, pero cada palabra que decía solo traía más sapos y serpientes. La madre, furiosa y decepcionada, culpó a la hermana menor de la desgracia de su hija favorita y comenzó a maltratarla aún más.
Finalmente, la joven, cansada del maltrato, decidió escapar de casa. Se fue al bosque, donde la encontró el hijo del rey, que quedó encantado con su dulzura y la belleza de las flores y joyas que salían de su boca. La llevó a su castillo, y con el tiempo, se casaron y vivieron felices.
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