Nota: Esta es una versión adaptada del cuento original de Rapunzel, basado en la obra de Los Hermanos Grimm, pensada para una audiencia infantil.

Había una vez, en un reino muy lejano, una pareja que vivía muy feliz. Ellos soñaban con tener un hijo, pero pasaron los años y no lograban cumplir su deseo. Su casa estaba cerca de un enorme jardín rodeado por un muro altísimo. En ese jardín había todo tipo de plantas y flores que pertenecían a una malvada bruja llamada Gothel. Nadie se atrevía a entrar allí por miedo a la bruja.
Un día, la mujer vio desde su ventana una planta especial que crecía en el jardín de la bruja. Era un tipo de lechuga mágica, llamada "rapónchigo (Campanula rapunculus) es una planta de la familia de las campanuláceas ", y su deseo por comerla fue tan grande que enfermó de tristeza al no poder tenerla. Su esposo, desesperado por verla mejor, decidió una noche escalar el muro y tomar un poco de esa planta para ella. Lo hizo sin ser visto y llevó la lechuga a su esposa, quien la comió y, de inmediato, se sintió mucho mejor.
Pero el deseo de la mujer por el rapónchigo no desapareció. Quería más, y el esposo, por amor a ella, volvió a saltar el muro para conseguir más. Sin embargo, esta vez la bruja Gothel lo atrapó. "¡Cómo te atreves a robar de mi jardín!", le gritó. El hombre, asustado, le suplicó perdón y le explicó que lo hacía por su esposa, que estaba embarazada y muy enferma. La bruja, al escucharlo, decidió perdonarlo, pero con una condición: cuando naciera el bebé, ellos debían entregárselo.

Unos meses después, nació una niña hermosa. Los padres estaban muy contentos, pero su felicidad fue interrumpida cuando la bruja llegó a la casa para llevarse a la niña. La bruja la llamó "Rapunzel", como la planta que la madre había deseado. Gothel se llevó a la niña y la crió en lo alto de una torre en medio de un bosque oscuro. La torre no tenía puerta ni escalera, solo una ventana muy alta.
Rapunzel creció siendo una niña muy especial, con un cabello dorado y larguísimo, que tenía un poder mágico: cada vez que cantaba, su cabello podía curar heridas o rejuvenecer a alguien. La bruja Gothel no quería que nadie descubriera el poder de Rapunzel, así que la mantenía encerrada en la torre. Cuando la bruja quería subir, le gritaba: "¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu cabello!", y Rapunzel soltaba su largo cabello dorado por la ventana para que Gothel pudiera trepar.
Un día, un joven príncipe que paseaba por el bosque oyó una hermosa canción. Al seguir la melodía, llegó a la torre de Rapunzel. Oculto entre los árboles, vio a la bruja Gothel llamando a Rapunzel y cómo ella soltaba su largo cabello para que la bruja pudiera subir. El príncipe quedó fascinado por la voz de Rapunzel y decidió regresar al día siguiente.

Cuando Gothel se fue, el príncipe se acercó a la torre y, con el mismo llamado de la bruja, le dijo: "¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu cabello!". Rapunzel, pensando que era la bruja, lanzó su trenza dorada. Al subir, el príncipe se encontró cara a cara con la joven.
Con el tiempo, el príncipe y Rapunzel se enamoraron. Decidieron que debían escapar para que Rapunzel pudiera conocer el mundo. Sin embargo, antes de que pudieran llevar a cabo su plan, la bruja Gothel descubrió lo que estaba pasando. Furiosa, cortó el cabello de Rapunzel y la desterró a un desierto lejano, mientras que al príncipe lo engañó para dejarlo ciego y lo empujó desde la torre.

Un día, mientras ambos vagaban por el desierto, el príncipe escuchó la voz de Rapunzel cantando. Al reconocer su voz, corrió hacia ella. Rapunzel lo vio y, al darse cuenta de que estaba ciego, lloró de tristeza. Pero al abrazarlo, sus lágrimas cayeron en los ojos del príncipe y, por magia, sus ojos se curaron, devolviéndole la vista.
Juntos, finalmente, pudieron regresar al reino del príncipe, donde vivieron felices para siempre. Y así, Rapunzel, después de tanto tiempo encerrada, pudo ver las estrellas y los campos verdes que siempre había soñado conocer.
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