Nota: Esta es una versión adaptada del cuento original de Hansel y Gretel, basado en la obra de Los Hermanos Grimm, pensada para una audiencia infantil.

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de un bosque oscuro y misterioso, dos hermanitos llamados Hansel y Gretel. Su madre había fallecido y su padre se volvió a casar con una mujer muy mala y egoísta. La madrastra odiaba a los niños y quería deshacerse de ellos para quedarse con toda la comida.
Un día, la madrastra, fingiendo preocupación, les dijo a su esposo: "Tenemos muy poca comida en casa. Debemos llevar a los niños al bosque y dejarlos allí". El padre, aunque no quería, se vio obligado a obedecer a su esposa.

La primera vez, Hansel, muy astuto, recogió pequeñas piedritas blancas y las fue soltando por el camino. De esta manera, cuando oscureciera, podrían seguir el rastro y regresar a casa. Pero la madrastra descubrió su truco y la siguiente vez, les vendó los ojos para que no pudieran ver por dónde iban. Hansel, a pesar de estar vendado, logró arrancar algunas migas de pan y las esparció por el suelo.
Cuando por fin les quitaron las vendas, se encontraron en medio de un bosque desconocido. Los niños caminaron y caminaron hasta que se dieron cuenta de que habían perdido el rastro. El sol comenzaba a ponerse y el bosque se llenó de sombras y sonidos extraños. Hansel y Gretel se sentaron bajo un árbol y lloraron de miedo y hambre.

Al cabo de un rato, vieron a lo lejos una pequeña luz. Se acercaron con cuidado y descubrieron una casita hecha completamente de dulces: las paredes eran de galleta, el techo de chocolate y las ventanas de caramelo. Los niños, hambrientos y cansados, no pudieron resistirse y comenzaron a comer de la casita.
De repente, apareció una bruja muy vieja y fea. Los invitó a entrar y les prometió darles de comer y un lugar cálido donde dormir. Pero la bruja tenía un plan malvado: quería engordar a los niños para luego comérselos.

Cada día, la bruja encerraba a Hansel en una jaula y lo alimentaba con mucha comida para que engordara. Gretel, muy valiente, trataba de ayudar a su hermano y pensaba en cómo escapar.
Una tarde, mientras la bruja estaba fuera, Gretel se acercó al horno donde la bruja solía meter a Hansel para comprobar si estaba caliente. La bruja regresó y, sin sospechar nada, le dijo a Gretel que se metiera en el horno para ver si estaba listo. Pero Gretel, con mucha rapidez, empujó a la bruja dentro del horno y cerró la puerta.
Hansel y Gretel salieron corriendo de la casita de dulces y se adentraron en el bosque. Buscaron y buscaron hasta que encontraron el camino de regreso a casa. Cuando llegaron, su padre los recibió con los brazos abiertos y les prometió que nunca más los volvería a separar. La madrastra había desaparecido y ellos pudieron vivir felices para siempre.
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