El Ladrón Astuto

Nota: Esta es una versión adaptada del cuento hindú "El ladrón astuto", pensada para una audiencia infantil.

Imagen inicial del cuento

En un pequeño y humilde pueblo de la India, la vida transcurría con arduo trabajo y pocas esperanzas. Sin embargo, en medio de la pobreza y la pereza, surgió la historia de un hombre astuto, cuyo ingenio cambiaría su destino y el de su familia, enseñándonos que la astucia y la imaginación pueden abrir caminos inesperados.

Imagen capítulo 1

Hari-Sarman vivía en un pequeño pueblo donde la pobreza era la norma. Su nombre, que significaba "el que se esfuerza", era irónico, pues él era conocido por su pereza y falta de iniciativa.

Vivía junto a su esposa Vidya y una numerosa familia, en una modesta choza donde cada día era una lucha por conseguir algo de comer.

A diferencia de otros vecinos laboriosos, Hari-Sarman y Vidya apenas hacían nada, y sus hijos eran enviados a mendigar o incluso a hurtar para subsistir.

El ambiente en el pueblo era duro, y aunque la gente se ayudaba mutuamente, la situación familiar de Hari-Sarman se tornaba insostenible.

Cansado de la miseria, un día Hari-Sarman decidió cambiar su destino. Mirando a Vidya, le dijo: "Dejemos este lugar triste y vayamos a una gran ciudad, donde podamos vivir mejor."

La idea era fingir ser un sabio, capaz de revelar secretos ocultos, y que ella demostrara tener gran conocimiento sobre la crianza de sus muchos hijos.

Imagen capítulo 2

Vidya, esperanzada y con deseos de una vida mejor, aceptó la propuesta sin dudar. Juntos empacaron lo poco que poseían y partieron hacia la ciudad.

El viaje estuvo lleno de emociones y promesas, y la familia entera veía en esa aventura una luz de esperanza que parecía alejar la sombra de la pobreza.

Imagen capítulo 3

Al llegar a la gran ciudad, Hari-Sarman se presentó ante el majestuoso palacio de un rico comerciante, afirmando tener dones extraordinarios para revelar secretos.

El comerciante, impresionado por la confianza del hombre, le prometió trabajo a él y a Vidya, mientras que los hijos serían enviados a una granja para ser útiles.

La familia fue recibida con lujos inesperados: a Hari-Sarman y Vidya se les asignó una pequeña habitación en una imponente residencia, y los niños se mostraban emocionados por el cambio.

Sin embargo, pronto se evidenció que la prosperidad no había llegado para todos, y mientras Vidya se entregaba a las tareas del hogar y a los banquetes, Hari-Sarman empezó a sentirse olvidado y desesperado.

Imagen capítulo 4

Aislado y hambriento, Hari-Sarman comenzó a envidiar la abundancia a su alrededor. Una noche, se le ocurrió una idea arriesgada: robar la favorita y preciada yegua árabe del comerciante, que la hija del hombre solía mimar con dulces.

Con sigilo, el ladrón se deslizó hacia el establo, donde la sosegada yegua, acostumbrada al trato cariñoso, no ofreció resistencia alguna.

Llevó a la yegua al corazón del bosque, donde la ató cuidadosamente y se retiró sin ser visto. La idea era que, al extraer la preciada yegua, el comerciante lo recordaría como el hombre que podía revelar secretos y, a cambio, lo llamaría para resolver el misterio.

La astucia de Hari-Sarman parecía haber funcionado, y su plan le llenaba de una mezcla de triunfo y temor, pues sabía que cada acción arriesgada traía consigo consecuencias imprevistas.

Imagen capítulo 5

Al amanecer, la hija del comerciante descubrió la ausencia de su querida yegua y, angustiada, lo comunicó de inmediato. El comerciante, furioso, ordenó castigos severos a sus empleados y prometió una gran recompensa a quien pudiera devolver a la yegua.

Vidya, al enterarse, sospechó que Hari-Sarman había estado involucrado y, con el corazón dividido, fue a buscarlo para confrontarlo.

Hari-Sarman, aunque renuente, fue llamado ante el comerciante, y en una reunión tensa, se vio obligado a revelar parte de su engañosa historia.

Para salvarse, utilizó un mapa que había preparado en secreto, señalando un camino que llevaba hasta la yegua escondida en lo profundo del bosque, lo que sorprendió al comerciante y alivió momentáneamente la tensión.

Imagen capítulo 6

No pasó mucho tiempo antes de que otro infortunio llegara: una gran cantidad de oro y joyas desapareció del palacio, y pronto se sospechó de Hari-Sarman.

El rey, enterado del asunto, llamó al astuto ladrón y lo sometió a un juicio en el que se puso a prueba su habilidad para revelar secretos.

Atrapado entre sus propias mentiras, Hari-Sarman fue encarcelado en una oscura celda, donde la soledad y el hambre lo hicieron reflexionar sobre sus errores.

Al final, aunque logró salvarse y recobrar algo de fortuna mediante engaños, la amarga lección quedó grabada: la astucia mal empleada puede conducir a un destino solitario, y la verdad, aunque dolorosa, siempre encuentra la forma de salir a la luz.

Post a Comment

Post a Comment (0)

Previous Post Next Post