Nota: Esta es una versión adaptada del cuento tradicional de Las Mil y Una Noches, pensada para una audiencia infantil.

En un lejano reino, un poderoso rey llamado Shahriar se sumió en la tristeza y el enojo cuando descubrió que su esposa lo había traicionado. Para vengarse, decidió casarse cada día con una mujer distinta, solo para ejecutarla al amanecer. El reino entero vivía atemorizado, y las familias ocultaban a sus hijas para protegerlas.

Un día, la joven Sherezade, hija del gran visir, se ofreció a casarse con el rey. Su padre trató de detenerla, pero ella insistió: tenía un plan para salvar a las mujeres del reino y detener al cruel monarca. Confió en su inteligencia y valentía, sabiendo que debía ser astuta para sobrevivir.
La noche de la boda, Sherezade comenzó a contarle al rey una fascinante historia. Sin embargo, cuando llegó el amanecer, interrumpió su relato en el momento más emocionante, prometiendo continuar si él le permitía vivir un día más. Intrigado, el rey aceptó.
La primera historia de Sherezade hablaba de un comerciante que, mientras descansaba bajo un árbol, comió un dátil y lanzó la semilla al aire. Sin darse cuenta, la semilla golpeó a un genio invisible que dormía cerca. El genio, enfurecido, apareció ante el comerciante y declaró que debía vengarse por haber sido lastimado.

El comerciante, aterrorizado, suplicó por su vida. Le explicó al genio que había actuado sin intención de dañarlo. Sin embargo, el genio no escuchaba razones y decidió matarlo al día siguiente. Desesperado, el comerciante pasó la noche llorando, esperando su destino.
Cuando llegó el amanecer, tres ancianos con animales misteriosos se ofrecieron a ayudar al comerciante. Cada uno contó una historia al genio, intentando conmoverlo y lograr que perdonara al pobre hombre.

El primer anciano comenzó su relato. Contó cómo un día su esposa, celosa y envidiosa, utilizó magia para convertir a su hijo en un becerro y a su esclava fiel en una cierva. Sin saberlo, el anciano convivió con ellos durante años, ignorando su verdadera identidad.
Un día, el anciano llevó al becerro al mercado para venderlo. Sin embargo, al escuchar su llanto, se apiadó de él y decidió llevarlo de regreso a casa. Más tarde, una maga bondadosa descubrió el hechizo y devolvió al hijo a su forma humana, revelando toda la verdad.
El genio, impresionado por la historia, se conmovió ligeramente, pero aún no estaba dispuesto a liberar al comerciante. Los otros dos ancianos decidieron contar sus propias historias.
El segundo anciano narró su historia. Relató que tenía dos hermanos, y juntos eran comerciantes. Un día, emprendieron un viaje por mar con la esperanza de vender sus mercancías en tierras lejanas. Sin embargo, sus hermanos, envidiosos de su éxito, conspiraron contra él y lo arrojaron al océano para quedarse con todo.

Por suerte, un espíritu del agua lo salvó y lo llevó a la orilla. El anciano decidió no buscar venganza, sino seguir adelante. Sin embargo, los años pasaron, y cuando los hermanos fracasaron en sus negocios, regresaron a él pidiendo ayuda. A pesar de su traición, el anciano los perdonó y les ofreció su apoyo.
Pero la envidia volvió a cegarlos, y una noche intentaron robarle de nuevo. Fue entonces cuando un mago intervino y los castigó, convirtiéndolos en perros negros que lo acompañaban desde entonces. El anciano concluyó su relato pidiendo al genio que aprendiera a perdonar, como él lo había hecho. El genio estaba cada vez más intrigado, pero aún no liberaba al comerciante.

El tercer anciano habló por fin. Su historia trataba de un ciervo mágico que había encontrado mientras exploraba un bosque encantado. Era un ciervo que bailaba con gracia y seguía al anciano, mostrando una inteligencia sorprendente. Con el tiempo, el anciano descubrió que el ciervo era en realidad una princesa que había sido hechizada por un hechicero malvado.
Con la ayuda de un sabio ermitaño, el anciano rompió el hechizo y liberó a la princesa. La joven, agradecida, le ofreció riquezas, pero el anciano solo deseaba su felicidad. Al final, la princesa regresó a su reino, y el anciano continuó su vida con gratitud por la experiencia.
El genio, conmovido por la nobleza y el perdón mostrado en todas las historias, finalmente decidió liberar al comerciante. Este regresó a su hogar lleno de alegría y gratitud.

Sherezade había logrado capturar la atención del rey Shahriar. Sin embargo, el amanecer llegó, y nuevamente ella interrumpió su relato antes de concluir. El rey, ansioso por escuchar más, permitió que viviera un día más.
Sherezade, con su ingenio y valentía, continuó tejiendo historias llenas de magia, aventuras y lecciones de vida, noche tras noche, cautivando no solo al rey Shahriar, sino también a quienes escuchaban sus relatos. Cada cuento que narraba tenía el poder de transformar corazones y abrir puertas a mundos extraordinarios. Si quieres descubrir más de estas maravillosas historias y conocer el desenlace de esta legendaria colección, no olvides visitar el blog regularmente. ¡Las próximas noches están llenas de sorpresas y enseñanzas que no te querrás perder!
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