Nota: Esta es una versión adaptada del cuento tradicional de El collar de Freyja, pensada para una audiencia infantil.

En un reino antiguo lleno de magia y dioses poderosos, la diosa Freyja, conocida por su belleza y sabiduría, vivía aventuras fascinantes. Una de estas historias nos habla de cómo Freyja obtuvo el collar Brisingamen, un objeto de inmenso poder y belleza que representaba la luz y la esperanza.

Freyja paseaba una tarde por los bosques de Asgard, el hogar de los dioses. De repente, escuchó el sonido de martillos y cinceles. Siguiendo el ruido, llegó a la entrada de una cueva iluminada por antorchas mágicas. Dentro, cuatro enanos trabajaban en algo brillante.
Cuando Freyja se acercó, quedó maravillada. Los enanos habían creado un collar que parecía hecho de rayos de sol. Era el objeto más hermoso que había visto en toda su vida.
—¿Qué es este collar? —preguntó Freyja, con los ojos llenos de asombro.
—Es Brisingamen —respondió uno de los enanos—. Es único en el mundo, pero no está a la venta.
Freyja, encantada por su belleza, no podía apartar la mirada. Decidida a obtenerlo, preguntó:
—¿Qué debo hacer para que me lo den?

Los enanos se miraron entre sí y sonrieron de manera astuta. Uno de ellos habló:
—Nosotros no queremos oro ni riquezas. Pero si pasas una noche con cada uno de nosotros, el collar será tuyo.
Freyja, sorprendida, dudó. Aunque la propuesta le parecía extraña, sabía que Brisingamen no era un collar cualquiera. Era un objeto mágico que podía proteger Asgard y traer prosperidad a todos los reinos.

Después de pensarlo, aceptó el trato. Durante cuatro noches, pasó tiempo con los enanos, escuchando sus historias y aprendiendo sobre sus habilidades mágicas. A cambio, ellos le entregaron Brisingamen.
Cuando Freyja regresó a Asgard con el collar, su brillo captó la atención de todos. Incluso Odín, el rey de los dioses, se dio cuenta de que algo había cambiado.
—¿De dónde has sacado ese collar? —preguntó Odín, frunciendo el ceño.
Freyja, esquiva, evitó dar detalles sobre su acuerdo con los enanos. Pero Odín sospechaba que había ocurrido algo fuera de lo común y decidió investigar por su cuenta.
Odín llamó a Loki, el dios de las travesuras, y le ordenó espiar a Freyja para descubrir la verdad. Loki, siempre dispuesto a causar problemas, aceptó la misión con una sonrisa traviesa.

Loki esperó hasta que Freyja se durmiera profundamente. Transformándose en un pequeño insecto, entró sigilosamente en su habitación y encontró el collar descansando sobre su mesa de noche. Con destreza, lo tomó y escapó hacia el salón de Odín.
Cuando Freyja despertó y se dio cuenta de que Brisingamen había desaparecido, se llenó de tristeza. Su enojo creció al enterarse de que Odín había ordenado su robo.
—¡Devuélveme el collar! —exigió Freyja, enfrentándose a Odín.
Odín, sin inmutarse, respondió:
—Lo tendrás de vuelta, pero solo si cumples una misión para mí.
Odín explicó su demanda:
—Quiero que causes una guerra entre dos reyes humanos. Sólo así podré recuperar el equilibrio entre los mundos.

Freyja no estaba de acuerdo con usar su poder para causar conflictos, pero sabía que no tenía otra opción si quería recuperar el collar. Usando su magia, provocó una disputa entre los reyes, quienes comenzaron una batalla que duró varios días.

Finalmente, cuando la guerra terminó, Odín cumplió su palabra y le devolvió Brisingamen. Aunque Freyja estaba triste por el daño causado, también sabía que el collar sería una fuerza para el bien en el futuro.
Con el collar nuevamente en su poder, Freyja sintió una gran responsabilidad. Sabía que Brisingamen no era solo un adorno, sino un símbolo de esperanza y poder que debía usarse sabiamente.
Desde entonces, Freyja protegió el collar con todas sus fuerzas, sabiendo que su brillo era una luz en tiempos oscuros. Cada vez que alguien lo veía, recordaba que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay una chispa de belleza y esperanza que puede guiar nuestro camino.
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