Nota: Esta es una cuento original sobre la civilización maya, creada para una audiencia infantil.

Lina y Terco, junto con su curiosidad insaciable, emprendieron un nuevo viaje al pasado, pero esta vez, se encontrarían con algo mucho más oscuro. Una sombra misteriosa sigue sus pasos sin que ellos lo sepan, intentando alterar el curso de la historia maya. Mientras exploran el increíble mundo de los antiguos mayas, una presencia siniestra aguarda su oportunidad para cambiar los eventos, sin que Lina ni Terco puedan darse cuenta.

Un día, mientras exploraban una antigua cueva en busca de secretos de la historia, Lina y Terco activaron su máquina con botones y luces brillantes. Este artefacto especial, diseñado para viajar en el tiempo, los llevó hacia la grandiosa civilización maya. Sin saberlo, mientras configuraban su destino, una figura encapuchada observaba desde la distancia, con intenciones de interferir en su misión.
Al llegar, Lina y Terco se encontraron rodeados de una exuberante selva. En el horizonte, sobresalían pirámides majestuosas y templos impresionantes que relucían bajo el sol. “¡Mira esto, Terco! ¡Es el mundo maya en su máximo esplendor!”, exclamó Lina emocionada. Sin embargo, la figura oscura también había llegado al pasado, planeando cómo desviar el curso de la historia sin que ellos lo notaran.
El primer encuentro con los habitantes mayas fue cálido. Los lugareños les mostraron su conocimiento sobre las estrellas y el tiempo. Lina anotaba cada detalle, mientras Terco hacía preguntas graciosas que arrancaban sonrisas. Mientras tanto, el villano comenzó a susurrar a algunos sabios mayas, intentando sembrar dudas sobre sus tradiciones y alterar su legado.
Aunque Lina y Terco no eran conscientes de la sombra que los seguía, la máquina brillaba intensamente en su escondite, asegurándose de que pudieran regresar a salvo. La figura encapuchada sonrió al ver cómo su plan de influir en el pasado comenzaba a desarrollarse lentamente.

En su primera parada, Lina y Terco fueron recibidos por Ixil, un sabio maya que les explicó cómo su civilización observaba los movimientos de las estrellas. "Los eclipses son señales importantes para nuestra gente", les explicó mientras señalaba el cielo. Pero en ese mismo momento, desde la sombra, el villano intentó influir en el proceso de enseñanza, sugiriendo que los mayas pudieran usar los eclipses de forma peligrosa para hacer sacrificios.
Lina, sin darse cuenta de la manipulación, comenzó a anotar la información en su cuaderno, fascinada por el conocimiento. "¿Y si los mayas utilizaran estos eventos para cambiar el curso de las estaciones?", escribió Lina, siguiendo una idea que había sido susurrada por el villano. Aunque no lo sabían, ese pequeño detalle podría haber alterado la forma en que los mayas entendían y usaban los eclipses para su beneficio y en beneficio de la humanidad.
Ixil les mostró los templos y les habló de los antiguos rituales mayas, que eran parte fundamental de su conexión con el cielo y la tierra. Sin embargo, los susurros del villano seguían intentando cambiar la interpretación de esos conocimientos. Afortunadamente, Lina y Terco se mantenían firmes en su deseo de aprender, sin que la influencia maliciosa del villano afectara su enfoque.
Al final del día, mientras Lina se sentaba bajo las estrellas, reflexionó sobre todo lo que había aprendido. Pero lo que no sabía era que la figura encapuchada, satisfecha con su influencia en el conocimiento erróneo, se preparaba para su siguiente intento de alterar la historia.

A medida que avanzaban en su viaje, Lina y Terco llegaron a la majestuosa ciudad de Tikal, donde fueron recibidos por los habitantes y exploraron los enormes templos que se alzaban sobre la jungla. Todo parecía perfecto, pero el villano, siempre observando desde las sombras, susurró a un sabio maya que comenzara a cuestionar la validez de los antiguos métodos de enseñanza de la civilización, sugiriendo que innovaran sin considerar sus tradiciones.
Los mayas, tan sabios como eran, comenzaron a dudar. El villano había logrado, aunque sutilmente, poner en duda los principios fundamentales de la educación maya. Afortunadamente, Lina y Terco seguían explorando, completamente ajenos a la influencia maliciosa que se estaba esparciendo entre la gente de Tikal.
Mientras caminaban por el mercado y observaban las hermosas artesanías, Lina y Terco se sorprendieron de la riqueza cultural de los mayas. Pero mientras ellos se maravillaban, el villano veía cómo su influencia se infiltraba cada vez más. Si no fuera por la bondad y la sabiduría natural de los mayas, la historia podría haber tomado un giro completamente diferente.
Sin embargo, Lina y Terco continuaron con su misión de aprender y compartir lo que veían. "Toda esta cultura es tan increíble", comentó Lina mientras sacaba su cuaderno. Pero el villano, aunque oculto, sabía que el pequeño cambio en la mente de un sabio maya podía tener consecuencias mayores a largo plazo.

Cuando llegó el momento de regresar a su tiempo, Lina y Terco se sentaron en la cima de un templo maya y miraron al horizonte. "Todo esto va a cambiar el futuro de la humanidad", dijo Lina mientras pensaba en los conocimientos que había adquirido. Sin embargo, la figura oscura que había acechado durante todo el viaje, al igual que en los capítulos anteriores, se mantenía en las sombras, viendo cómo todo se desarrollaba.
Antes de partir, Lina reflexionó sobre todo lo que había aprendido de los mayas: su asombroso entendimiento de las estrellas, su habilidad para construir ciudades, y cómo vivían en armonía con la naturaleza. No sabía que el villano, en su intento de alterar la historia, había dejado su huella al cambiar sutilmente algunos detalles que podrían haber influido en el futuro.

De regreso en el presente, Lina revisó las notas y dibujos que había hecho durante su aventura en la civilización maya. Todo parecía en orden, y ella se sintió emocionada por compartir sus descubrimientos en la próxima feria científica. Terco, mientras tanto, dormía profundamente tras el agotador viaje, soñando con más exploraciones.
Sin embargo, algo había cambiado. En un rincón del museo donde Lina solía estudiar, había una pequeña estela maya con símbolos distintos a los que recordaba haber visto antes. Nadie parecía prestarle atención, pero los detalles eran únicos, como si representaran eventos que no deberían estar allí. Lina no lo notó, ocupada en sus investigaciones, pero el eco de una risa lejana resonó entre las paredes, casi imperceptible.
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